Asesoramiento nutricional y dietas
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Imagen en color de un plato de comida que contiene proteínas, verduras e hidratos de carbono

La Dieta

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En el amplio sentido de la palabra, dieta significa “conjunto de sustancias que normalmente se ingieren como alimento”. La dieta es fundamental en nuestra vida, pues los alimentos que comemos son necesarios para mantener la estructura ósea que nos sostiene; para fabricar el músculo, que nos permite la movilidad y el desplazamiento; y en definitiva, para mantener el conjunto de procesos enzimáticos y bioquímicos necesarios para la vida.

Nuestro cuerpo es extremadamente adaptable y es capaz de sobrevivir en condiciones extremas. Lo ideal, sin embargo, es que a través de la alimentación obtengamos los elementos necesarios para llevar a cabo todos los procesos que se requieren para el mantenimiento de la vida.

Es recomendable el consumo diario de proteínas. Las proteínas se encuentran en carne, pescado, marisco, huevos o productos lácteos y derivados. Las proteínas tienen una función estructural y plástica, formando parte de nuestra musculatura, vísceras y estructuras orgánicas. En general, las proteínas de origen animal son más ricas en aminoácidos esenciales que las proteínas de origen vegetal, por lo que poseen un valor biológico mayor. Un adulto debe consumir entre 0,8 g y 1,2 g diarios de proteína por kilo de peso corporal. Debemos tener en cuenta, por tanto, no sólo la cantidad de proteínas que consumimos sino también la calidad de las mismas.

Las verduras y hortalizas, son alimentos ricos en fibras, vitaminas y minerales, que desempeñan funciones reguladoras en nuestro organismo, para el correcto funcionamiento de multitud de reacciones enzimáticas y para la formación de estructuras en el organismo. Para aprovechar al máximo sus beneficios, es aconsejable consumirlas a diario, preferentemente frescas, en ensaladas, cocinadas al dente durante el día, o cocinadas en forma de cremas o purés por la noche.

Las frutas, además de vitaminas y minerales, contienen azúcares, así que la recomendación es no consumir más de tres piezas de fruta al día, y nunca de noche. Cuanto más madura está una fruta, más cantidad de azúcar contendrá. Las frutas más recomendables, son aquellas que poseen enzimas digestivas como la papaya, el kiwi, la piña o los higos, pudiendo obtener un máximo beneficio de sus propiedades si las consumimos de postre en la comida.

La ingesta de legumbres, cereales y derivados debe ser moderada, sobre todo si llevamos una vida sedentaria. El momento de consumirlos será preferentemente a primera hora del día o en la comida, evitando su ingesta en las cenas. Además, siempre que sea posible, deben consumirse en su variedad integral.

Los alimentos ricos en grasas de buena calidad, como el aceite de oliva; los frutos grasos, como la aceituna y el aguacate; los frutos secos, como las almendras, nueces, avellanas; y el pescado azul, como el atún, sardinas, caballas; en general, son altamente recomendados debido a sus cualidades antiinflamatorias y protectoras de la salud, aunque deben ser consumidos con moderación.

En general, la dieta debe ser variada y contener elementos pertenecientes a los principales grupos alimenticios, intentando elegirlos atendiendo a sus colores, puesto que denotan propiedades distintas, a su diferente naturaleza, y a sus diferentes cualidades, para así asegurarnos el consumo de elementos primordiales básicos, que nos permitirán mantenernos fuertes y sanos.

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