¿Picante?…¡Si, por favor!

Los alimentos picantes que conocemos, jengibre, cayena, tabasco, chili, etc. se han relacionado con la pérdida de peso. ¿Qué contienen estos alimentos y qué los hace tan especiales?

Pues todos ellos tienen en común la presencia de capsaicina, un principio activo que tiene la capacidad de estimular el metabolismo. La capsaicina, es capaz de aumentar la termogénesis, es decir, de elevar el calor corporal, con el consiguiente gasto energético. Esto facilitaría por tanto, la pérdida de peso corporal.

Los alimentos picantes además aumentan la  sensación de saciedad, reducen la congestión nasal, mejoran la circulación y los procesos inflamatorios.

A pesar de todas estas propiedades, no constituyen en sí mismos una panacea contra la obesidad. Es obvio, que debemos llevar una dieta equilibrada y saludable, introduciendo además como pauta regular, la práctica de algún tipo de ejercicio.

Es recomendable, no obstante un consumo moderado de alimentos picantes, por sus consecuencias a nivel gástrico, pero sí que podemos introducir de vez en cuando un toque picante en nuestras comidas.

Vayamos a la parte práctica. ¿Cuándo introducirlos en nuestra vida diaria? Puedes tomarlo en desayuno o comida.  Mi momento favorito para tomar el picante, es en el desayuno. No me resisto a poner siempre una rodajita de jengibre en mi licuado matutino. Ni qué decir tiene que ya no vuelvo a necesitar otro café en todo el día. Intento ser coherente en las mezclas y tampoco suelo abusar de la cantidad de fruta para que no sea excesivamente dulce.

¿Mis favoritos? Pues aquí te presento varias combinaciones, todas ellas llevan, por supuesto,  un suplemento extra, el jengibre.

Licuado A: Dos rodajas de melón, pepino y apio.

Licuado B: Una tacita de brócoli, una manzana, medio pepino y una ramita de apio.

Licuado C: Tomate y naranja.

Licuado D: Remolacha, zanahoria y manzana.

Licuado E: Naranja, zanahoria, apio y manzana.

¡Espero que te gusten!