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Imagen en color de un trozo de pastel con cobertura azucarada

El Azúcar

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El azúcar se consume en abundancia en nuestros días: el café con leche y la tostada con mermelada del desayuno; el zumo y el bollo de media mañana, …y así una larga lista de alimentos cotidianos de nuestra dieta, yogur, bebidas chocolateadas, refrescos,… incluso se encuentra oculto en muchos alimentos como la mahonesa, kétchup, fiambres y embutidos, cereales de desayuno, etc.

Todo a nuestro alrededor contiene azúcar. Y si no lo tiene, lo añadimos.

Los efectos del azúcar son extremadamente perjudiciales para la salud. Constituye una fuente de calorías vacías: eleva nuestros niveles de glucosa en sangre de forma rápida y estimula al páncreas, que libera la insulina necesaria para normalizar nuestros niveles sanguíneos de glucosa.

Esto conlleva dos efectos a corto y largo plazo. A corto plazo, provoca la fabricación de grasa, el azúcar es un carbohidrato y su exceso se almacena en el tejido adiposo; y a largo plazo, vamos acostumbrando a las células a la acción reguladora de la insulina, pudiendo hacerlas resistentes a su efecto y aumentando por tanto, las posibilidades de desarrollar diabetes de tipo 2 en el futuro.

¿Qué hacemos entonces? ¿Usamos edulcorantes artificiales?

El azúcar es la droga del siglo XXI y cuando se reduce su ingesta el cuerpo reacciona desarrollando un síndrome de abstinencia: irritabilidad, mal humor, ansiedad, tristeza, falta de energía.

En general, es mejor no buscar un sustituto.Empecemos por leer las etiquetas de los productos que compramos, seamos conscientes de lo que comemos y elijamos con sensatez los productos que adquirimos.Deberíamos además, ir reduciendo la cantidad de azúcar que añadimos a los alimentos poco a poco. Podemos empezar, por endulzar con azúcar moreno o con miel puesto que estos contienen todas sus vitaminas y minerales, en lugar de con azúcar refinado.

Una vez que nos habituemos a unos niveles de dulzor menores, podemos utilizar alimentos que cambien nuestra percepción del sabor dulce, como la canela, que además, facilita la normalización de los niveles de azúcar en sangre. También podemos añadir polvo de vainilla, que nos aportará un sabor que nos recordará al de los helados de la infancia.

Es cuestión de introducir pequeños cambios en nuestros hábitos diarios.

¿Y qué pasa si necesitamos algo dulce después de comer?

Lo mejor es evitar los postres, pero un buen recurso, puede ser una onza de chocolate negro (más del 75% de cacao), no tiene azúcares en abundancia y sí las mejores propiedades del cacao, grasa de buena calidad y, ¡toda su capacidad hacernos sentir felices!

Decídete y comienza, ¡notarás el cambio!

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